Vuélvete, ya no busques otro sendero
Te perdono porque sin tu amor
Se me acaba el corazón.
Naila, Jesús Rasgado
Este es el campanario de San Agustín de las Cuevas, en Tlalpan. El pueblo es uno de los más antiguos en la Nueva España, y antes de eso, la cultura Cuicuilca, que vivía aquí, había sido una de las primeras en toda Mesoamérica.
Gente ha vivido y muerto aquí por más de 3000 años.
Por siempre, ha sido un lugar libre. Las grutas y los manantiales de Fuentes Brotantes eran un lugar de adoración y recreamiento, rincón vacacional tanto de Nezahualcoyotl como de Hernán Cortés. Siglos después, por 20 días del año, el único lugar en la ciudad de México donde era legal el juego, así que se corrían apuestas de gallos, boxeo y casinos, a las cuales asistían de todas partes del país los jugadores.
También fue el hogar de Chucho el Roto, famoso ladrón al estilo Robin Hood, que daba a la comunidad parte de los botines que robaba a los burgueses que cruzaban los caminos rurales del lugar. Por esto, la comunidad lo protegía, y todo el pueblo está conectado subterraneamente por túneles que El Roto usaba para huir, uno de estos pasadizos daba directamente a la iglesia de San Agustín.
Hoy es uno de los últimos rincones en la ciudad de México que aún mantienen su paz a pesar del gran monstruo urbano que avanza comiéndose todo. Las tardes son lentas, el sol pega en el ladrillo suavemente, las familias pasean, y los novios se besan.
En la plaza aprendí a caminar y andar en bicicleta, ahí estudié y pasé toda mi infancia, 'descubrí' los pasadizos secretos del ladrón más noble del país. Ahí me enamoré por primera vez y también me enamoré más recientemente. Mi cantina favorita está del otro lado, La Jaliscience, donde sirven el tequila como en ningún otro lugar, mientras el guitarrista canta Naila con poemas de García Lorca.
Aquí intento pasar todas las tardes, cuando el calor desciende y los niños salen de las guarderías. Sus madres jóvenes, regresando del trabajo, los llevan ahí a los últimos rayos del sol por un helado y un rato de juego, persiguiendo a las palomas. Cuando la gente se acerca, les muestro el cuaderno donde los he dibujado y saludo cortesmente. Buenas tardes. Buenas tardes en San Agustín.
1 comment:
¡Qué maravilla! Lo único que te faltó fueron las papas a la francesa de la Michoacana... mencionas los helados, pero las papas no... y el mercadito de al lado... y... y... los cafés ambiciosos de la acera kul... Hasta se me antojo irme de paseo por allá... otra vez... buenos tiempos aquellos...
Besos tlalpeños (como el caldo), e.
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