March 21, 2005

Memoria

A pesar de nuestra incapacidad conciente de abstraernos del tiempo - toda enunciación requiere del tiempo en que se procesa la imagen mental que a su vez evoca un sentimiento, sujeto o circunstancia - es imposible reconstruir objetivamente el pasado.

Pequeñísimas fotografías mentales encuadrando detalles crean un collage, una red de referentes que no forman una sola imagen coherente, sino un material maleable que sirve al propósito final del acto evocativo. Este proceso selectivo de información para reconstruir una escena o un concepto no está adherida a un sentimiento - al contrario, el camino que nuestra conciencia (única que puede 'recordar' a voluntad) toma dentro de esta intricada red de especificidades es la que controla la naturaleza del sentimiento. Escogemos concientemente el cómo recordar un evento pasado. Hay muchas opciones, que varían en todo el espectro de emociones: alegría, tristeza, odio, miedo. Si recordar un evento o persona nos provoca un sentimiento es sólo porque así hemos decidido que debe ser su réplica mental dentro de nosotros.

Todo es pasado, y el presente no dura mas que en el tiempo diegético del pensamiento. El sentimiento mismo solo puede construirse a partir de aquello ya ocurrido. Por lo tanto, todo aquello que sentimos es un reflejo de aquello que recordamos.

A veces siento que frente a mí están ocurriendo instantes hermosos, que estoy presenciando un momento especial. Pero inmediatamente, se ha terminado y mi mente no es lo suficientemente rápida para percibir y valorar sentimentalmente al mismo tiempo.

Por ello, vivo en una constante melancolía, en un presente en que nunca estoy, inundado de minúsculos espejos de emoción que cubren de luz lo que está oculto en mis recuerdos.

1 comment:

e. said...

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