April 16, 2005

Free the Music

Please please please
No more melodies
They lack impact, they're petty
They've been made up already.

Please Please Please, Fiona Apple

Últimamente, en la televisión y el cine han aparecido varios spots donde el argumento es que la piratería es un mal moral que no debe ser inculcado a los hijos. No solamente me molestan por usar a los niños como jueces en una complicación puramente económica, sino también por la hipocresía que reflejan.

La piratería es un producto de la misma industria que supuestamente daña. La falta de visión y congruencia entre las empresas han conducido al fenómeno de la piratería a gran escala.

Por un lado, las compañías discográficas son cada vez más agresivas contra el consumidor: precios altos, mala calidad de los productos, y una saturación de entertainers sin calidad que vuelven el mérito artístico algo calculable en centavos.

Por el otro, estas mismas corporaciones, en sus divisiones de tecnología, desarrollan y venden al consumidor todos los medios para copiar, distribuir, y finalmente, vender copias de los mismos discos que ellos producen, con la misma calidad. No solamente se vuelve manifiesto el leviatán de la industria, con sus costos de distribución, su publicidad mentirosa, sus pésimos criterios sobre el arte, sino que también comienzan a cambiar una vez más las relaciones que tiene el artista con su público, y los intereses que ese público valora.

Tal vez la mayor compañía de productos electrónicos en el mundo, Sony, también tiene grandes negocios en el mundo de la música. Una de sus artistas es Fiona Apple. Ella no será una de las más grandes best-sellers, pero de que tiene sus fans, los tiene, y eso se ha comprobado esta semana.

El nuevo disco de Fiona Apple, Extraordinary Machine estaba terminado y listo para escucharse desde el 2003. Sony, arguyendo que las canciones no tenían ningún futuro comercial y que era imposible de promocionar, lo archivaron y se negaron a lanzarlo.

A través del internet, miles de firmas comenzaron a recabarse en un movimiento llamado Free Fiona, una petición directa a Sony para que 'liberara' el disco. Esto es, que lo vendiera.

Dos años después, la disquera se niega a distribuir el disco. Por más problemática que Fiona Apple sea, me elude la lógica de la compañia, que ya teniendo miles y miles de copias aseguradas, y miles más por toda la controversia creada alrededor del disco, se niegue a venderlo propiamente, y permitir a Apple continuar con su carrera. (¿O será todo esto uno más de sus ardids publicitarios directamente manipulados desde el Averno?)

Pero ha pasado lo que tenía que pasar. El disco completo, en versiones de alta calidad, fue robado del archivo de Sony, y ya está en la red. En una semana, más de 7,000 copias de cada canción han sido repartidas en mp3's por todo el mundo . Decenas de reseñas ya han sido emitidas, incluso en medios oficiales y reconocidos. En otras palabras, el disco está oficialmente afuera.

Desafortunadamente, esto no resuelve nada del conflicto entre Fiona Apple y Sony. Pero tal vez la disquera por fin no vea más posibilidad que sacar el disco a la venta, y darse cuenta que estaban equivocados, que a pesar de tener las canciones gratis, los amantes de la música de todas formas correrán a las tiendas a conseguir su copia, o estar dispuestos a pagar un dólar por cada canción del disco on-line.

Mientras tanto, los fans han ganado una batalla. Las reseñas le auguran un gran futuro al disco, todas positivas, echando por tierra el argumento de que Fiona Apple era una artista gastada. Con más fuerza que nunca, regresa con el que probablemente sea su mejor disco hasta la fecha, una better version of her.

El tiempo ya alcanzó y rebasó a la industria de la música. El movimiento para recuperar la libertad de la música es imparable, y como se ven las cosas, será una victoria fácil. Con la creación de nuevas disqueras independientes que se enfocan verdaderamente en el artista, los nuevos sistemas de compresión y distribución de archivos digitales, y finalmente el desencanto que han tenido tanto los artistas como el público con las grandes disqueras, la victoria es inminente. Y después de la música, le toca su turno al cine, que ya ve sus intereses amenazados por el cine digital y sus consecuencias.

El tren de los nuevos movimientos artísticos está moviéndose a una velocidad impresionante, y esta vez toca a las tecnologías ser cómplices perfectos en una cruzada por redefinir al arte y sus propiedades, tanto conceptuales como materiales, donde lo importante vuelve a ser el mensaje que hace empatía con el público, y no el sistema de estrellato mediático que nos han dado por años.

Free the music!

3 comments:

ECM said...

Es de lo peor que he visto. Una prueba más de la falta de criterio y lógica de nuestros gobernantes.

Roberto said...

pirateria??? donde..? pero todos hemos particiapado en ella, la razon...? miles. La solucion...? jajajaja creo que no sera posible, la codicia humana va mas alla de eso.

Ernesto said...

El otro día soñé (será por que en mi curso de cine siempre tenemos que tolerar el FBI Warning que nos dice que lo que hacemos está mal) que el nuevo slogan era "La piratería es pecado". Será por el habemus papam. Pero en verdad que es increíble aquella campaña. Y lo peor, lo peor lo peor, es que quienes reciben esa campaña ni siquiera "compran" ni "producen" piratería. El público "meta" de esa campaña sólo ríe...