El despojo

Me arrebataron la razón del mundo
y me dijeron: gasta tus años componiendo
este rompecabezas sin sentido.

No hay más. Un acto es una estatua rota.
Una palabra es sólo
la imagen deformada en un espejo.

¿Qué vas a amar? ¿Un cuerpo que se pudre
–ese pantano lento en que te ahogas–
o un alma que no existe?

¿Qué puedes esperar? El tiempo es lo continuo
y si dices "mañana" mientes, pues dices "hoy".

Ni siquiera se muere. Algo muy leve cambia
y sigues, dura, en piedra; creciendo en vegetal
y otra vez despertando en lo que eras.

Otra vez. Otra vez.

Me dijeron: no busques. Nada se te ha perdido.

Y los vi desde lejos
ocultar lo que roban y reír.

Rosario Castellanos

Hands

¿Vendrías a cerrar mis ojos por las noches, con el leve viaje de tus dedos sobre ellos? ¿Podrías, por favor, desaparecer al mundo en tu cabello? ¿Regresarías a dormir conmigo, a soñar un descanso bello?

(lejos de toda esta mierda)

Cat Power @ Carranza 25, 20.09.2006

Chan Marshall se desgarraba la voz, se esforzaba hasta las lágrimas con un piano, una guitarra y una lánguida lámpara amarilla.

En el salón todo retumbaba. Las sillas rechinaban, una botella de cerveza caía al suelo, dos meseros platicaban sobre el futbol en la barra, otra botella caía, una pareja borracha contaba chistes y se carcajeaba, dos niñas en un balcón se tomaban fotos muy coquetas, otra botella al piso, un tipo gritaba sandeces bravuconas junto a un pilar, otra botella, un mesero más cruzaba, estorbando, otra cerveza caía al piso...

A pesar de todo, Chan acabó el show. Terminando con el mito de una Cat Power histérica, lo había dejado todo ahí, frente a un público que había esperado años para verla, sin entender justamente cómo hay que verla.

Cat Power fue magníficamente ella misma, pero nada podía salvarla de la inclemente ignorancia mexicana.


•••

No se pueden perder:

¿Viva México?

¿Qué vamos a celebrar hoy? Si no hay héroes patrios, si no hay símbolos inmaculados, si no hay ley ni orden, si no hay democracia, si no hay instituciones, si no hay unidad, si no hay tolerancia, si no hay empleos, si no hay gobierno, si no hay políticos competentes, si no hay independencia, si no hay orgullo nacional, si no hay visión de estado, si no hay hospitales, si no hay justicia, si no hay vida digna, si no hay equidad, si no hay pista de que ocurrirá mañana...

En lugar de salir a celebrar, deberíamos curarnos.

Posesión

¿A quién pertenecemos? No es a nosotros mismos, no es al reflejo que cambia día a día en el espejo.

Las formas de metaforizar nuestras relaciones no son una gratuidad semántica. Decir 'mi amigo', 'mi novia', no son simples oraciones para denotar cercanía. Son en verdad advertencias que marcan propiedad, que hablan de posesión y pertenencia.

Nadie es de mí, ¿pero, de quién soy yo? De aquel que quiera quitarme esta vida y creer que sólo soy un obstáculo o un demonio. Sólo ignorando la conciencia ajena se puede creer en la posesión del otro.

Así vamos todos, trazando hilos por el mundo, como Teseo en el laberinto. Siempre podrás seguir mi madeja hasta mi pasado, ahí donde alguien me amarró a su vida y se aferra a mi distancia.

Sé de quién quiero ser. Y la mejor forma de serlo, es que ella no sea mía.

Compresión

Cualquier clavado sabe que cuando pasas un disco a mp3, la calidad del sonido disminuye drásticamente. Para algunos es imperceptible, para otros es un atentado contra el arte.

Esto ocurre por un fenómeno llamado compresión. El sonido, digitalizado, se analiza para encontrar los picos ulteriores e inferiores, y se recortan frecuencias innecesarias y redundantes. Esto hace al producto final plano y gris, sin la verdadera resonancia con que fue grabado.

Traigo esto a colación no por hablar de música, sino de sentimientos. Ultimamente veo y leo las noticias y descubro que mis reacciones son grises y planas. Aunque me indignan de sobremanera la guerra, la política, las corporaciones, no encuentro en realidad la resonancia de estos sentimientos. Quedo estático, indiferente.

Tal vez la razón sea la compresión de mis sentimientos de empatía, o de mis sentimientos en general. Toda mi vida he visto imágenes como los bombardeos de Nagazaki, los horrores de Vietnam, los campos de concentración nazis, el abuso policial recurrente en México, y por el otro lado la banalidad de las notas de la farándula, el cinismo de los políticos, etc.

Todo esto me ha dejado frío, lo admito. Puedo ver la foto de un cadaver ensangrentado y no parpadear, puedo ver atropellados en la calle y seguir manejando como si nada, puedo ver una y otra vez las fotos de los atentados al WTC en Nueva York, gente aventándose de los edificios. Y nada... nada.

Me da miedo pensar que a mis sentimientos les han robado sus frecuencias más extremas. Porque así como me han curado del horror de la muerte, tal vez también me han quitado la capacidad de amar naturalmente.

Ojalá y alguien tuviera el vinil de Los Sentimientos que pudiera prestarme. Me encantaría recordar como suena cada uno de ellos verdaderamente.

Ahora si...

... ya valió madres. ¡Gracias, México! Otros seis años de estupidez institucional.