January 14, 2009

VI Encuentro Mundial de Algunas Familias Confundidas y sus Intolerantes Líderes Religiosos


Hoy comienza en la Ciudad de México lo que han denominado El VI Encuentro Mundial de las Familias, un evento católico enfocado a indoctrinar y convencer a los ingenuos de que la visión cristiana de la familia es la única válida en el mundo.

Es cada vez más engorrosa e infame esta necedad religiosa por proclamarse detentores de la verdad, cuando una a una, sus creencias son desmitificadas no sólo por los actores externos (las ciencias naturales, psicología, neurología, antropología, etc.) sino por el mismo actuar inmoral y cínico de las autoridades eclesiásticas.

Este evento tan publicitado en la televisión, los diarios y los parabuses es un cúmulo de mentiras sobre qué es una familia y cuál es su misión evangelizadora, que están resumidas en la página web del evento:

1. La principal cuestión que debe encarar hoy la familia en la educación cristiana de sus hijos no es religiosa sino antropológica: el relativismo radical ético-filosófico. Según él, no existe una verdad objetiva del hombre y, como consecuencia, tampoco sobre el matrimonio y sobre la familia. La misma diferencia sexual, intrínseca al aspecto biológico del varón y la mujer, no se fundamenta en la naturaleza sino que se considera un simple producto cultural, que cada uno puede cambiar según sus propias concepciones.
Esto es una contradicción evidente: si la diferencia sexual es intrínseca a la biología, entonces se fundamenta en la naturaleza. Como una especie sexuada, efectivamente existen humanos hembras y varones. Así de sencillo. La filosofía moderna entiende, por encima de esto, que los humanos somos seres biológicos complejos en su estructura psicológica y afectiva, con patrones sexuales muy diversos, entre los cuales podemos contar a la homosexualidad como otra alternativa para conseguir afecto, amor y compañía (y por ende, también podemos considerar otras ideas de ‘matrimonio’ o unión como válidas en nuestras vidas).

2. El relativismo afirma también que no existe Dios ni la posibilidad de conocerlo (ateísmo y agnosticismo), y tampoco existen normas éticas y valores permanentes. Las únicas verdades son las que dimanan de las mayorías parlamentarias.
Mentira. La filosofía moderna, a la que la Iglesia insiste en llamar despectivamente ‘relativismo’, asume los cambios históricos en las sociedades humanas y, consecuentemente, resalta el valor de la comprobación y la pragmática en asuntos de ‘verdad’, sobretodo para definir normas y leyes que se apliquen a una sociedad plural. El ateísmo afirma que no existe Dios usando los mismos elementos con los cuales la Iglesia afirma que sí existe. Esto es muy sencillo de resolver: hagamos pruebas serias al respecto y evaluemos las conclusiones sin miedos, sean las que sean.

3. Toda la creación ha sido hecha para el hombre.
¿Hasta cuando la Iglesia sostendrá esta falacia egocentrista sobre el universo? Los invito a leer, paralelamente, un libro de geología, otro de astronomía, y otro de biología. Tres ramas distintas de conocimiento coinciden en algo: la creación del universo, el planeta y la vida sobre éste son miles de millones de años más antiguas que el ser humano, y no sólo cinco días más viejas como el Génesis ridículamente estipula. He aquí una analogía: si extendemos nuestros brazos hacia ambos lados, esta es la línea de tiempo en la historia del universo. Si comenzamos por la punta de los dedos de nuestra mano izquierda, ahí encontramos el Big Bang. Recorriendo el brazo izquierdo, el cuerpo y el brazo del otro lado, visitamos el enfriamiento del universo, la formación de los átomos, la materia, las galaxias y los planetas. Si queremos llegar al punto donde surge la vida en la Tierra, tenemos que ir hasta la palma de la mano derecha. La historia de los homínidos inteligentes apenas comienza en el borde blanco de nuestras uñas, y la historia del cristianismo apenas está concentrada en la cantidad de queratina que podemos quitar con el brochazo de una lima. ¿Notaron la insignificancia de nuestro paso por el universo? Es ridículo y tendencioso seguir diciendo que el Cosmos se creó hace 14 billones de años sólo para que nosotros pudiéramos sentirnos dueños de todo.

4. La familia educa al hombre hacia la plenitud de su dignidad. Es el ámbito más apropiado para la enseñanza y trasmisión de los valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos, que son esenciales para el desarrollo y bienestar tanto de sus propios miembros como de la sociedad.
La familia es un ámbito donde los niños pueden aprender MUCHAS cosas, sin embargo no quiere decir que estos aprendizajes sean necesariamente buenos. Si uno nace en una familia de ladrones, ¿qué se aprende de ello? Los valores culturales y éticos de una sociedad se nutren de muchos conocimientos, y tal vez la familia no sea el mejor lugar para aprehenderlos. Finalmente, no todas las madres y padres del mundo tienen una maestría en ética, filosofía de la moral, biología, medicina, psicología y/o sociología. Definitivamente los curas tampoco las tienen, ¿por qué creen que ellos pueden inculcar, como nadie más, ética y moral a los niños?

5. La familia es la primera experiencia de Iglesia que vive una persona; nada más nacer, los padres llevan a bautizar a sus hijos y se comprometen a educarles de modo que puedan recibir la Confirmación y la Primera Comunión. Cuando apenas son capaces de entender algo, les enseñan las primeras oraciones, bendicen con ellos la mesa, usan signos religiosos, y les inician en los primeros rudimentos del amor a la Virgen. Cuando ya son capaces de comprender mejor, leen con ellos la Palabra de Dios y se la explican de una manera sencilla y asequible
Esto es una buena confesión de los métodos propagandísticos de la Iglesia: antes de poder comprender algo, los niños ya están sumergidos, literalmente hasta la frente, en las creencias religiosas de sus padres. Nunca se permite la disidencia, el cuestionamiento o la crítica a la fe. Los niños reciben, sin capacidad de análisis, lo que los adultos a su vez recibieron de sus padres. Esto es verdaderamente inmoral y falta a toda dignidad que los niños merecen. Permitamos que los niños crezcan conociendo acerca de todas las posibilidades de crecimiento espiritual que existen: otras religiones, el arte, la ciencia, el deporte; cuando puedan tomar sus propias decisiones de vida, que ellos elijan su fe y sus creencias. Antes de esto, sencillamente estamos abusando de sus mentes flexibles e impresionables.

6. El hombre actual está cada vez más persuadido de que la dignidad y vocación de la persona humana requiere que descubra los valores inscritos en su naturaleza. Ahora bien, en sus juicios sobre los valores morales, no puede proceder según su personal arbitrio. El hombre, en lo más hondo de su conciencia, descubre la presencia de una ley que él no se dicta a sí mismo y a la que debe obedecer. Esta ley ha sido escrita por Dios en su corazón, de modo que, además de perfeccionarse con ella como persona, será esta ley por la que Dios le juzgará personalmente.
En efecto, existe una ley moral no aprendida que no se aprende sino que tenemos escrita en nuestros genes. Es un aprendimiento biológico acerca de la cooperación y el altruismo que podemos ver en otras especies animales con las cuales compartimos una historia evolutiva. También tenemos instintos egoístas (a los cuales erróneamente llamamos animales) que nos complementan. Además de esto, tenemos la capacidad (también natural) de amar y sentir compasión y empatía, surgidas de nuestro propio autoconocimiento: yo sé lo que no me gusta y lo que me hace sufrir, por lo tanto, a los demás tampoco les gusta, y no debo hacerlos sufrir a ellos.
No nos engañemos: ateos, católicos, agnósticos, budistas, musulmanes y cientólogos, todos tenemos capacidad para ser personas buenas y morales. Es una capacidad humana nata, y no necesitamos ser católicos para ser buenos. De hecho, creer que hay un Dios que nos juzga y castiga es la peor razón para serlo. Querría decir que sólo somos buenos por el miedo a Dios, y no por razones honestamente morales.

Encima de todo esto, algo que ya he dicho: pregúntenle a los delincuentes si creen o no en Dios. Anden, vayan a un penal y averigüen cuántos de los prisioneros son católicos. Apuesto a que es la misma proporción que en la población fuera del penal. Incluso podría apostar a que hay menos ateos y agnósticos en la cárcel. Analizar, criticar y pensar por uno mismo son herramientas para hacer bien las cosas, pero también para actuar con bien. Esto es característico de gente más educada, y por lo tanto, menos supersticiosa y menos creyente.

Y no quieren hablar de los sacerdotes pederastas, ¿verdad? Gran ejemplo de moralidad otorgada a través de la fe.

7. Estos principios fundamentales, comprensibles por la razón, están contenidos en la ley divina, eterna, objetiva y universal, por la que Dios ordena, dirige y gobierna el mundo y los caminos de la comunidad humana según el designio de su sabiduría y amor.
Bullshit! Estos principios no están basados en la razón: están basados en la tradición judeo cristiana y sanseacabó. No están contenidos en ninguna ley universal porque ni siquiera la ley de gravedad es universal, y no tenemos idea de cómo pudieran ser las leyes morales o familiares de la vida extraterrestre si acaso existe. No es objetiva dado que sólo los cristianos creen en ella, y aquí es donde los católicos pueden meter la cola entre las patas: en el mundo existen miles de millones de personas que no creen en su idea del matrimonio y la familia. No creen en su Dios y no creen en sus santos. No creen en su historia de la creación y no creen en Adán y Eva. No creen en la familia de Nazaret como modelos de familia y no creen que Jesús haya sido algo más que un hombre histórico. Todos tenemos derecho a formar una familia o a encontrar el amor con quién se nos de la gana, hombre, mujer o quimera.

Independientemente de todo esto, podemos ver cómo es la familia mexicana en sus valores morales y su dinámica afectiva:

- En 33% de los hogares mexicanos existe algún tipo de violencia intrafamiliar.
- En 99.2% de las familias mexicanas se da el abuso emocional.
- 47% de las mujeres en México sufren de violencia por parte de su pareja. Curiosamente, las mujeres con hijos son más abusadas que aquellas que no los tienen (46% contra un 41%). (fuente: RESPYN, UANL)
- 32% de los menores de edad en el país sufren algún tipo de abuso físico. Hasta el 2007, 2 menores de 14 años fueron asesinados diariamente por algún miembro de su familia. (UNICEF)

Todo esto en un país católico. ¿No deberíamos ser un ejemplo de rectitud moral en nuestros hábitos familiares? Otras dos estadísticas podrían aportar una respuesta:

- Las familias cuyo jefe no ostenta instrucción, el 31.2% presenta hechos de violencia; de los que estudiaron la primaria, el 34.6%; de los que refieren con educación media básica, el 30.5%; de los de educación media superior, el 25.4%; y en último lugar, de los que se instruyeron en educación superior, en el 22.8% incurren en prácticas violentas. (evidente: la gente con más educación es capaz de resolver sus conflictos a través de la razón. Coincidentemente, entre menos educación haya, más ocurre la creencia ciega en una religión).

- La violencia se da con más frecuencia en los hogares cuyo jefe de familia percibe de 3 a 5 salarios mínimos (37.1%). (RESPYN, UANL)

La pobreza, junto con la falta de educación, hacen un caldo de cultivo de dinámicas familiares agresivas y violentas. Esto lo debe saber bien la Iglesia católica, y si su misión es difundir los valores morales de la familia, debería enfocar sus esfuerzos en las familias que más necesitan la información: familias pobres, que viven en colonias violentas y donde faltan recursos, familias que tienen poca oportunidad de educar a sus hijos,etc.

¿Cuál es la realidad? El VI Encuentro de las Familias se lleva a cabo en el centro Expo Bancomer, en la bella e irreal ciudad de Santa Fé, e inscribir a toda la familia cuesta 3,000 pesos, lo que representa 54 días de trabajo, sacrificio imposible para una de las familias que realmente necesitan un poco de compasión y benevolencia por parte de la nefasta arquidiócesis de México.

Desafortunadamente, de ellos sólo reciben regaños, amenazas y un eterno NO a todas las alternativas que buscan para encontrar su propia felicidad y espiritualidad, cuando los discursos conservadores ya no significan nada en el mundo real.

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