August 29, 2006

Asco

Yo no soy lopezobradorista, que eso quede claro desde el principio. Pero tampoco soy pendejo. Y lo que pasa en México es que nos quieren ver la cara los más pendejos de todos. Los que no han abierto un libro en su vida, los que llevan desfalcando a la nación décadas.

No coincido con la manera en que el Peje hace las cosas, pero coincido con él de facto en que las cosas en México NO ESTÁN BIEN. Y no es que las instituciones no funcionen... sino que están manejadas por imbéciles, por huevones que no hacen nada. Él es el único político que tiene el dedo en la llaga - y entonces... ¿A quién van a apoyar?

Me parece fantástico, surrealista (Bretón decía que en México no tendría éxito el surrealismo porque aquí lo vivimos diario) que la clase media baja apoye al PAN... ¿cómo por qué o qué? Lo único que se me ocurre es que, gracias a la incultura que la SEP ha logrado sobre la población, nunca hayan leído sobre los episodios más trágicos de violencia de nuestra historia, en las luchas de Reforma y Revolución, y mucho menos el peligro que un gobierno de derecha con el apoyo de los medios representa para un país, y sólo nombro los ejemplos más obvios: Mussolini, Franco, Pinochet, Hitler, y Estados Unidos recientemente.

Me temo que el gobierno de Calderón será uno de extrema represión a la cultura y a la población indígena, rural. Me parece que será intolerante con las expresiones jóvenes, con las medidas de salud pública y desarrollo social, que no tendrá una política exterior fuerte si no es en términos económicos (por ejemplo, quiero ver cómo recibe Fidel a calderón) y que la pobreza se agudizará. Por lo tanto, todo seguirá igual. ¿Hay razones para no creerlo así después del sexenio de Fox?

En verdad estoy muy desilusionado y decepcionado por todos los políticos del país, incluyendo al Peje, y sí, porque no, también de la población timorata y acomodaticia que tenemos, cuando hay millones de personas en extrema pobreza y sin esperanzas de salir de ese hoyo negro que es no tener control sobre tu vida.

No recuerdo quien lo dijo, pero lo dijo bien: "Amo a la humanidad, lo que odio es a los humanos." Y también Einstein por ahí tuvo a bien decir: "Hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y de la primera no estoy tan seguro."

Ya, desahogué un poco, ahora me voy a pagar mis impuestos y a ver cómo se los embolsan esos cretinos de trajecitos. Payasos uniformados, a final de cuentas.

August 17, 2006

Honey, we're back!

Una cosa que me saca una sonrisa ultimamente es pensar en la inevitable 'mexicanización' de los Estados Unidos. Independientemente del día a día en las principales ciudades norteamericanas, donde la influencia cultural de los migrantes es importante, parece que las manifestaciones más nefastas de nuestra cultura se expanden hacia el norte: un pésimo control sobre los medios masivos y una pésima actuación de éstos, una alianza terrible para una sociedad; también una mala administración de los recursos públicos y consecuentemente una crisis laboral, pérdida de identidad nacional y violencia. Procuración de justicia cada vez más selectiva y corrupta, e impunidad heredada.

Cuando en México se vive un aire malinchista en ascenso -la cultura del mall, el fashion, la televisión- en Gringolandia ser 'gringo' es cada vez una peor idea. La cultura latina se expande allá donde haya tierra y trabajo y la cercanía de los dos países inspira un Estados Unidos (multiracial como siempre) con una población latina tan grande, que sólo puede derivar en aquello que convirtió a México en el país que es hoy en día: el mestizaje.

August 16, 2006

Broken

Loving is a mess, what happened to all of the feeling?
I thought it was for real: babies, rings and fools kneeling
And words of pledging trust and lifetimes stretching forever
So what went wrong? It was a lie, it crumbled apart
Ghost figures of past, present, future haunting the heart

Another Sunny Day, Belle & Sebastian

Mi generación salió de fábrica con el sentido amoroso bastante roto. Ciego, dudoso, voluble e hipocondriaco. Qué dolor creamos todos juntos, como una colmena enferma, lastimándonos y abandonando.

Es que nos han robado el sueño, y nosotros nacimos muy cansados.

August 14, 2006

Mirrors

Mi mente crea imágenes de caleidoscopio, reflejando paralelamente el deber, el placer y lo indefinible. Esto último, acaso, es lo más importante de todo, el espejo al cual hay que poner la mayor atención; ahí, en el área donde nacen los accidentes, es también donde se revela lo trascendente. Lo demás es pura circunstancia.

August 13, 2006

La otra y nueva guerra de Reforma

por Paco Ignacio Taibo II

I

En este país hubo unas elecciones con un prólogo marrano y una factura bastante turbia. Desoyendo la voluntad de que se diera certeza a los que votamos, las autoridades electorales dieron el triunfo al representante de un partido neointegrista católico, que por cierto se encontraba en el poder nacional, por la ridícula diferencia de un cuarto de millón de votos. La disidencia de la coalición de centroizquierda llamó a la resistencia civil con una demanda verdaderamente certera: "Voto por voto, casilla por casilla", pidiendo un recuento general. Si los ganadores estaban tan convencidos de su triunfo, ¿por qué no refrendarlo en un reconteo de los votos? Tras una manifestación de un par de millones de personas, probablemente la más grande de la historia de México, se convocó a la formación de un inmenso campamento de una docena de kilómetros que se iniciaba en el Zócalo de la capital. Esta es resumida historia antigua, casi prehistoria, para los lectores que la han estado siguiendo apasionadamente día a día.

Pero, dentro de esa historia, hay otra.

II

Espero nuestro turno frente a la rígida imagen de ese Juárez para despistados que preside el centro de la Alameda. La poeta Ana María Jaramillo lee, ante un par de centenares de atentos ciudadanos, un largo poema sobre su juventud y su infancia; unos minutos antes una compañera cantautora ha probado con los versos de Silvio Rodríguez. Poco después, junto con el historiador Pedro Salmerón, nos haremos cargo del micrófono para dar una conferencia sobre el otro Juárez, el terco, el rebelde, el que puso en su lugar al clero en la guerra de Reforma, el que mantuvo la existencia de la nación desde su carruaje durante la invasión francesa. Tras nosotros se hará cargo del templete una danzarina de vientre y un compañero que informará sobre la situación del movimiento hispano en Estados Unidos. En un determinado momento se reunirán casi un millar de personas seriamente escuchando.

Al terminar, y tras jurar y rejurar (esto se llama presión del público) que este curso de historia de México alternativa seguirá todos los días a las 12 y media de la mañana, recibo de premio por mi intervención un tamal que me regala el compañero Jesús y montones de regaños por andar bebiendo cocacola, por más que explico que el Che también la bebía y que está manufacturado por honestos obreros de Tlalnepantla que están en favor del movimiento. Amenaza lluvia. Camino hacia el fin del plantón.

Una docena al menos de kilómetros de carpas y tiendas de campaña corta la ciudad y la hiere. Una movilización masiva contra el fraude electoral que se ha convertido en un campamento central en el Zócalo y 16 campamentos más (ahora serán unos 20 porque se ha reforzado la zona más árida de Paseo de la Reforma). Cada campamento a su vez se fragmenta en grupos con una enorme autonomía.

Con esta habilidad para levantar ciudades de madera y cartón que el precarismo de la sociedad mexicana ha creado como respuesta a la miseria, el movimiento ha desplegado a lo largo de diez días una actividad inmensa, enloquecida. Levantado carpas, templetes, colocado televisores, tarimas, jacales, mecates. Ha creado un centenar de comedores colectivos, dos docenas de puestos sanitarios, retretes, propaganda, carteles hechos a manos, tendederos de información. Decenas de millares de personas han estado involucradas en el proyecto, a veces centenares de miles. Es la capacidad de organización múltiple que surge de una sociedad de parias que han generado una riqueza inmensa, con muchos años de luchas sociales.

Y es popular, muy popular. Molestamente popular para una nacoburguesía que despliega su lamentable ausencia de sentido patriótico y nacional al grito de "¡Ya cálmense, pinches pobres!"

Lo peor que se podría decir de los campamentos lo han repetido los medios de comunicación hasta la saciedad y el aburrimiento: que bloquean arterias importantes y hacen de la vialidad en el centro un desastre. Se pudo haber evitado, quizá se pudieron haber concentrado los campamentos y evitado una dispersión que a veces deja sin vitalidad 500 o 600 metros de ese inmenso corredor repleto de actividades. Quizá con esto se pudo haber evitado la confrontación con honestos oficinistas, taxistas, trabajadores, que nada tuvieron que ver con el fraude electoral.

Pero más allá del error (a veces la dirección del movimiento peca de soberbia) lo que se está discutiendo es demasiado grande, demasiado importante, para caer en la trampa de ese falso debate. Lo que se discute es si este país se va a salvar de una vez por todas del fraude electoral como mecanismo de selección de un presidente.

III

El campamento de la Alameda, coordinado por los perredistas de Iztacalco y dirigido por Erasto Ensástiga, su próximo delegado, es una fiesta. Ahí, un par de promotores culturales han volcado la experiencia de estos años, el poeta Marco Antonio Laison y Sergio Gómez han montado, además de un templete de actividad continua, un libro club y una biblioteca móvil, tienen un club de ajedrez (una curiosa constante en muchos de los campamentos). A unos metros del templete hay un segundo salón de conferencias donde cuando llego hay una conferencia sobre sexualidad femenina. Me cuentan que Gabino Palomares ha cantado media hora antes en el campamento vecino. Alguien me dice que en el campamento uno, en Madero, de los compañeros de Cuauhtémoc, hubo un buen recital de poesía. A unos cuantos metros un pequeño campamento estudiantil alterna las conferencias sobre la situación política internacional con los discos de ópera.

A lo largo de nueve días me he vuelto ciudadano de esta metrópolis peatonal que da una extraña dimensión a las viejas avenidas. Cruzo con mi amigo Gandhi (vaya nombre más chingón para tiempos como estos) Insurgentes rumbo al campamento de Tláhuac para hablar de nuevo de las historias del cura Hidalgo, cuando una mujer, copiloto de un coche rojo, se dedica a insultarnos con verdadera vocación. Una muchacha a nuestro lado le devuelve el grito: ¡Bruja! Ya llévatela al siquiátrico de Tlalpan! -le dice a su marido, que toca el claxon enfurecido. Nos reímos y la saludamos con una reverencia, lo que provoca mayor furor de la insultadora.

Me cuentan que esta es la zona de las mentadas de madre y que alguien puso un gran cartel: "Si está de acuerdo con López Obrador, toque el claxon". Con lo cual neutralizó el agravio, pero no el ruido solidario.

Al día siguiente camino hacia la glorieta de Colón, donde descubro al narrador de ciencia-ficción García Junco coordinando un espectáculo que se llama "Danzando por la democracia", donde se están produciendo las finales de un concurso de danzón. Durante un rato del trayecto me acompaña una tambora sinaloense. A lo largo del recorrido, bajo las carpas, descubro grupos de rock y ská actuando, titiriteros, mimos, mítines informativos, ofrendas de muertos.

La orquesta de San Juan de Aragón toca frente a uno de los campamentos un pasodoble, jovencitas con clarinetes, trompetas, tarolas, fagots. Me encuentro con Paco Martínez Marcué que anda organizando que un ensamble de música barroca toque en el campamento de la Magdalena Contreras.0

He visto videoclubes funcionando hasta las cuatro de la madrugada, cerca de un centenar al menos, y Macotela y otros pintores haciendo un taller de pintura en la Diana.

Al menos 400 actividades culturales se realizaron el fin de semana en los campamentos de Madero, Juárez y Reforma. No hablo del trabajo que Jesusa y otros compañeros están realizando en el Zócalo, en el gran templete central, donde se suceden los espectáculos teatrales y musicales, hablo de lo que ocurre en decenas, quizás un centenar o más de pequeños escenarios distribuidos a lo largo de los kilómetros que van desde Madero a la fuente de Petróleos.

Y la variedad es notable. Poco a poco el teatro ha empezado a ocupar un espacio en los campamentos: Sergio Bustamente escenifica un pequeño monólogo de ocho minutos titulado El Merolico; Fernando Bonilla pone en escena un espectáculo llamado Los dos gallos.

La gráfica se ha desatado: murales (hay uno excelente, cuyo autor no he podido identificar, en las cercanías de la estatua de Colón), carteles (una maravillosa nueva versión del grito de Munch que firma Fabiola), centenares de copias de las caricaturas políticas de Helguera, El Fisgón, Magú, Rocha. Millares de carteles ciudadanos expresando opiniones, utilizando el humor y la burla como instrumentos de combate. De Madero a la estatua de Colón, el hit parade musical lo encabeza una canción de Gabino Palomares titulada Salimos, la escucharé media docena de veces: "Salimos a la calle y los balcones a defender la patria y el honor."

Resulta fascinante el papel central de los trabajadores de la cultura en este plantón, y con esto no quiero decir una docena de novelistas conocidos, cuatro grupos musicales y otra docena de actores de renombre. Quiero decir miles de creadores y activistas culturales: caricaturistas políticos, pintores, muralistas, poetas, bailarines de danza clásica, bailarines exóticos, cantantes de rancheras, cantautores, historiadores, periodistas, locutores de la radio, promotores de radios libres, sonideros, grupos de mariachis, cuartetos de música de cámara, videoastas, documentalistas, organizadores de cineclubes populares, orquestas de danzón y música tropical, rockeros, cuentistas, cuentacuentos, filósofos, sexólogos, expertos en medicinas alternativas.

Muchos de ellos han encontrado aquí el público que la sociedad de consumo les niega, muchos generosamente invierten su tiempo y su talento gratuitamente en esta gente ávida y sonriente, que como siempre, en el mejor de los México, han hecho de la rebelión una fiesta.

Alguien debería dejar una mejor constancia que ésta, redactada a vuelapluma, de esta pequeña revolución cultural. Los que estamos viviendo esta experiencia, difícilmente la olvidaremos.

Una mujer vende tunas sobre una manta, el letrero dice: "Voto por voto, tunas a cinco pesos". En este espacio liberado no tiene que pagarle cuota a nadie, no tiene que pedirle permiso a nadie, no tiene que pagarle impuestos a nadie. Escucha, sentada en el suelo, un tocadiscos que a todo volumen clama una obertura de Wagner, en mitad de la avenida Reforma.

-¿Le gusta? -pregunto.

-Por eso me acomodé aquí -dice.

August 11, 2006

Sex


"What impulse will save us, now that sex won't?"
Jenny Holzer

Real

In the end, I find myself realising the real moments of my life were precisely those I felt as fiction.

August 05, 2006

Love's the hardest bit

Primero tuve que descubrir quién era yo. Luego pensé en qué quería hacer. Ahora me debato en saber qué amo, y por mucho ha sido lo más difícil de comprender.

Corazón, tan ciego e indolente.

August 02, 2006

Patos






"You can't have da duck. Maybe da chicken."


Mil puntos al que adivine la película.

Change

La movilización ha cambiado, y la avenida más importante (por su significado) de la ciudad está tomada por la fuerza, bajo el mando del mismo personaje que deploraba los daños causados al pavimento por una empresa sucia de publicidad.

Al lado de la Embajada de Estados Unidos, de los hóteles más caros del país, de la Bolsa de Valores, ahora están instalados los campamentos que defienden el recuento de votos para dar legitimidad a las elecciones.

Ya varios personajes normalmente incondicionales a la causa de López Obrador rechazaron la medida, y al mismo tiempo, personas que eran ambivalentes al respecto ahora están seguros que esto ha ido demasiado lejos. Personalmente ya he oído muchos comentarios sobre la vialidad, el tráfico, 'esto no se vale', 'no es justo para los demás', etc.

Justo no és. Nada es justo en este país. El gobierno no es justo con sus gobernados, el modelo económico no es justo con el 90% de la población, la procuración de justicia no es justa con los inocentes, los medios de comunicación no son justos con su público, y a su vez, el público no es justo con los verdaderos artistas. Las empresas no son justas con la sociedad y por ende, la injusticia es el problema de fondo en todo esto.

Que no quede duda que esto no es sólo una acción más en la larga historia en que se han convertido estas elecciones - esto es desobediencia civil, esto es levantamiento popular, y eso no se delimita por las buenas maneras de manifestarse. El escenario social (incluyendo política, economía, cultura) ha venido deteriorándose por muchos años, y el sexenio de Fox sólo ha servido para denunciar abiertamente lo corrupto e inservible del sistema injusto y cínico, para exponer a todos los actores políticos como una raza extraña que depreda a su propio pueblo.

Entonces pareciera que esto es justo: es justo que la gente se canse, se harte, llegue a la exasperación que prende los ánimos de la insurrección civil. Ha pasado toda la historia, en todos los países explotados por su minoría rica.

MIentras los automovilistas sacan sus coches pulidos y encerados para quejarse amargamente del tráfico, de la injusticia que se les ha hecho, abajo, en el metro, millones de personas van hacinados, con calor, exhaustos, con las mismas caras tristes y enojadas de siempre. Niños con la cara sucia piden monedas, ancianos que apenas caminan son empujados por los más jóvenes, ciegos, desválidos y madres de familia con dos hijos de cada mano viajan como si nada cambiara allá arriba.

Touché, señor López, touché.