February 17, 2006

Evolve

"Some anthropologists believe that human brain evolution was propelled by a more cognitive arms race among social competitors than by mastery of technology and the physical environment. But outwitting and second-guessing an organism of approximately equal mental abilities with non-overlapping interests, at best, and malevolent intentions, at worst, makes formidable and ever-escalating demands on cognition. And a cognitive arms race could propel a linguistic one."

from The Language Instinct, by Steven Pinker.

Así describe Steven Pinker, resumidamente, cómo la evolución del hombre, siguiendo el mismo camino planteado por Darwin, el de la selección natural por medio de la herencia, concluyó en los lenguajes modernos, y en el instinto del lenguaje que defiende. Esto es, que nuestras capacidades de comunicación oral, escrita, visual, etc. vienen incluídas en nuestro paquete genético, independientes del idioma o dialecto que se maneje.

Sin embargo, Pinker toca otro punto que parece pasar desapercibido en esta conclusión, y es aquel de las intenciones en la evolución del lenguaje y por ende, de las civilizaciones. Intereses encimados, o intenciones malevolas, cualquiera de las dos vìas conducen a una competencia que redunda en 'mejoría'. Simbiosis o predación.

Un vistazo a las noticias demuestra claramente que optamos por la segunda opción. Hobbes tenía razón, somos nuestro propio predador, abusando de nuestra capacidad nata de entendimiento para destrozarnos mutuamente, abusar del otro en todas nuestras facetas: filiales, románticas, políticas, sociales...

Esta capacidad de construcción del conocimiento dió por resultado este mundo moderno, de eso no hay duda según el modelo del perfeccionamiento evolutivo. Sin embargo, también existe el proceso de entropía, la destrucción relativamente opuesta a la evolución: perfecta, incontenible, inminente.

Por decadas los artistas y filósofos han anunciado la llegada de la caída de las civilizaciones como las conocemos. Nuestros recursos se terminan y nuestro balance moral-ético pende de un hilo. El cambio de paradigma parece ser la única solución, una evolución ideológica, radicalmente distinta a una Revolución, como quisieran llamar las también caducas instituciones de contra-cultura.

Y sin embargo, el planeta se mueve, y la vida cambia, como podemos ver en los microbios que intentamos (futilmente) erradicar con nuestra vergonzosa alopatía. Nada se detiene y mucho menos por una especie que a unos miles de años de haber aparecido, se destruye a si misma por una decisión tan obvia como era construir o destruir.

Pero es el mismo Darwin el que cierra con una nota magistralmente optimista, digna del visionario que sigue siendo a estas alturas de la historia:

"Whilst this planet has gone cycling on according to the fixed law of gravity, from so simple a beginning endless forms most beautiful and wonderful have been, and are being, evolved."

2 comments:

Víctor Manuel said...

Interesante -- pero no me quedó claro hacia dónde iría ese cambio de paradigma del que hablas, y primero que nada, ¿cuál es nuestro paradigma actual? Es un asunto que comenté, desde otro ángulo, en mi bitácora, y me quedo con la duda de si realmente existe la posibilidad de un cambio o no.

Ver mi Libro abierto.

Adriana Degetau said...

nos creemos demasiado importantes, a veces ese es el problema.
bueno ya. lo que quiero decir es que como humanos somos lo peor de lo peor y lo mejor de lo mejor... y eso me encanta, y a veces lo odio.
los dos polos.