En los laberintos de gente vagando, entre los atentos y los furtivos,
por entre las sombras de los troncos y las hojas,
y la somnolencia del sol y los susurros,
te encuentro de repente.
Tus ojos oscuros se vuelven de aquella que te acompaña
y brillan sobre los míos con un deseo radiante.
Claman un "Te amo, ¿en qué estrella has estado?".
Sonríen y se eclipsan.
En silencio, respondo: "Yo también –te conozco-– ¡Te amo!",
y las sombras de los troncos y las sombras de las hojas
se entrelazan con los susurros y los pasos y el sol,
dividiéndonos para siempre.
Conrad Aiken
Original en inglés.