Estaba un día Coatlicue barriendo su puesto de fayuca hippie en el paradero de micros, cuando se acercó un hombre embelesado por su minifalda de serpiente.
–Vengo de Guadalajara y soy boxeador –dijo el hombre –, peso pluma y piso duro.
Sin más, Coatlicue cayó profundamente en… la cama de un motel cercano y no habían terminado de pagar el cuarto cuando notó que estaba encinta. ¡Ay, Jalisco, no te rajes!
Y creció Huitzilopochtli como infección de suadero y el vientre abultado de Coatlicue despertó la sospecha de sus 400 carnalitos, quienes comandados por su hermana Coyolxauhqui, cuestionaron a su madre, que respondió:
–Mis nalgas son mías nomás, jijos de su Marcelo Ebrard, ¡se me van a parir chayotes!
Indignados y preocupados por la escasez de permisos emitidos por la lideresa, los carnales decidieron asesinar a su madre vestidos con playeras del Ché y armados con discos de reggaeton, hitters, audífonos chinos y fundas de celular para torturar, fumigar, ahorcar y enfundar a su chingada madre. Tizos, emprendieron el ataque.
Pero Huitchi, que desde fetito era colmilludo como Fidel Velásquez, dijo a su madre:
–No te preocupes, tengo buenos conectes en la delegación –y preguntole por sus carnalitos.
–Están cruzando las quesadillas, los sofgüers y las películas japonesas, ¡ya están aquí y compraron esquites de paso! –exclamó Coatlicue.
Entonces Huitzilopochtli nació y a base de mordidas (a la chota) fue terminando con los puestos de sus hermanos, orillándolos a la Santa Muerte. Fuerte fue el castigo a Coyolxauhqui, quien desterrada entró como coordinadora al PRD y cayó en un videoescándalo.
Y donde sucumbió Coyolxauhqi inauguraron un almacén La Luna; ahí, Huitzilopochtli organizó un nuevo tianguis, caciqueándolo con mano firme y tranzas perronas.
Desde ese entonces, jalisquillos y chilangos pelean a muerte por sus mamacitas.
Escrito para Metatextos. Visiten y participen.
2 comments:
Y que viva Mexico!
Esto me sonó a "Los evangelios según Lucas Gavilán" de Vicente Leñero...jijijiji.
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