Catálogos atiborrados de productos atiborran el buzón al tope. Algunos anuncios cubren el tapete de bienvenida. La puerta cerrada está triste de olvido.
Lejos de aquí, de la constancia, Gabriela recorre los bares de una ciudad que no es la suya. Ronda por las mañanas en busca de una respuesta que le deje pasar la noche en paz, que nunca llega.
Aquí, allá, va dejándose, como un camino de migajas que llevan de regreso al hogar, pero éste va con ella a todas partes y está en ningún rincón de ella misma.
Cuando subo por las escaleras veo su puerta, su correspondencia atrasada, y recuerdo el interior de su cuarto. Lleno de carteles y fotografías, eternas voces del pasado viéndonos descansar y reir. La computadora apagada, la ropa desperdigada, a la mano, lista para volar.
El buzón se desborda y así creo que debe andar ella en esa ciudad que yo no conozco; llena de avisos, noticias, cuentas. Cartas de amor que le he escrito y espero pueda leer de nuevo cuando regrese, cuando riamos los dos ante lo cursi de la nostalgia.
March 30, 2006
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1 comment:
ay ternura! qué atiborradito de sentimiento... se parece un poco al mio... en el otro cuadernito... oye, ya hablé con tu amigo, todo en orden... luego te cuento... besos...
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