Coral Bracho es una de las mejores poetas mexicanas. Su más reciente libro, Si ríe el emperador, es un compendio de poemas que parecen describir la situación actual de violencia en el país con una aterradora precisión metafórica de caos.
Manifestantes queman un autobús en Oaxaca
Entre las llamas se encendieron, por un instante, los faros;
crujía el metal,
chirriaba. Quejidos cortos, punzantes,
bajo las explosiones.
Con toses ásperas —y ebrias, convulsas, sacudidas—
el motor quiso echar a andar; una, dos veces.
Largos lamentos; silbidos; quebrantados sollozos;
y luego, desquiciado, estridente,
el estruendo del claxon:
Un aullido descarnado, apremiante, de fiera herida;
de alucinada, pulsante furia
y encendido pavor, lanzó sus últimas tarascadas
—a la sombra, al humo—
como un aviso;
una plegaria.
Su aflorada señal
Si ríe el emperador
cae un filo que corta
y divide el reino.
Una mitad se hunde. Otra
es el dorado salón.
Su risa es la flama breve
en los candelabros
y el seco aroma
de la pira. Una llama que tiembla
como un espejo;
su aflorada señal.
Una garra de agua
Una garra de agua
es el refugio
que ofrece el rey.
Un río irascible.
El circo es un barco encallado
Domadores visibles saltan
a la arena del circo
y hacen tronar su látigo.
Brotan las humaredas.
Los no visibles se escabullen entre el gentío
y suavemente cierran las puertas.
Títere y sombra
El títere, enfurecido,
proyectaba su sombra gigantesca
en la delgada y tensa
quietud del muro.
El instante en el que todo cambia
El instante en que el perro adiestrado
ataca
a la frágil, azorada mujer
con el niño en brazos
es el instante en que todo cambia.
Desde los ojos
inyectados del perro
el mundo mira.
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