Natalia prende, una por una, las velas de vainilla en el piso, alrededor de ella. Con una delgada mano alisa el tapete de fino detalle sobre el que practica yoga cada noche, llegando de trabajar en una oficina donde las sillas son demasiado incómodas.
Desde la cocina, el sonido del agua hirviendo, que se mezcla con el disco de Everything But the Girl desde la sala. Natalia cierra los ojos, respira profundo y deja que todo el ambiente entre en ella como una loción.
Tiempo, y tiempo después, las velas se han derretido a la mitad, creando hermosos paisajes verticales de cera que se alumbran unos a otros. Natalia abre los ojos. La despierta el timbre, Él está aquí.
Natalia no puede esperar para averiguar a qué saben sus besos, mezclados con el vino y la pasta que está pacientemente cociéndose.
April 02, 2006
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