April 07, 2010

Canción


La carga del mundo
es el amor,
bajo el yugo
de la soledad,
el yugo
de la insatisfacción.

El peso,
el peso que cargamos
es el amor.

¿Quién puede negarlo?
En sueños
acaricia
el cuerpo,
en pensamiento
nutre
milagros,
en la imaginación
sufre
hasta nacer
humano —
observa desde el corazón
puro, ardiendo —
pues la carga de la vida
es el amor.

Llevamos su peso
fatigados,
por ello descansamos
al final
en su abrazo,
descansemos
en los brazos
del amor.

No hay consuelo
sin amor,
no hay sueño
sin idea
del amor —
ardiente o templado,
obsesionado con ángeles
o aparatos,
el deseo final
es el amor —
no hay resentimiento
no hay rechazo
no hay impedimento
en la negación:

el peso es demasiado

— Hay que dar
sin pedir recompensa
como el pensamiento
se da
en la soledad,
en la excelencia
de su exceso.

Los cuerpos ardientes
brillan juntos
en la oscuridad,
la mano se mueve
al corazón
de la piel,
la carne palpita
de felicidad
y el alma se asoma
gozosa por los ojos.

Sí, sí,
es eso
lo que deseo,
lo que siempre quise,
siempre deseé
volver
a ese cuerpo
donde nací.


Allen Ginsberg
Traducción de Emmanuel Caballero